Controlar las claves de cifrado y, por ende, también sus datos, al tiempo que se adoptan servicios en la nube, es uno de los rompecabezas más difíciles a la hora de migrar a la nube. Por ejemplo, debe decidir quién crea las claves, dónde se gestionan, cómo se almacenan y se mantienen, entre otras cosas de una larga lista.
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